23 de febrero de 2011

Numero 32

   Nuestra lucha ya no es con el fusil en la mano sino con el libro, con la participación, con la política. Luchamos desde al universidad para que la universidad sea un lugar de formación ciudadana y no un kiosco donde ir solo a buscar un titulo, porque ese no es únicamente el fin de la educación superior, nuestra lucha es para que nuestra Facultad sea un lugar de discusión de ideas, donde no se acepte lo que dice el señor que esta parado enfrente como lo cierto, irrefutable e incuestionable. Queremos que nuestra Facu sea ese lugar donde se debatan los problemas de toda la comunidad de Olavarría, es por eso que no nos conformamos con regalar útiles escolares o hacer excursiones guiadas a La Máxima. Vemos nuestra educación como algo mucho mas amplio, y nos negamos rotundamente a creer que somos solamente una agrupación estudiantil, a quedado claro que traspasamos las fronteras que imaginariamente se nos han impuesto, esas barreras que dicen que nuestro lugar de militancia es dentro de las paredes de la facultad a quedado derribada, y hoy sentimos el respeto de personas y agrupaciones que tienen muchísimos años en la militancia local, somos sus iguales y no una simple agrupación universitaria.
   Nuestra lucha, hoy, es contra lo establecido, contra lo culturalmente aceptado, nuestra lucha es por los espacios públicos, por nuestra voz, por el futuro de todos, no sabemos si tenemos la razón pero el cambio es inevitable y ya elegimos nuestra posición, nuestra lucha es por la dignidad, el respeto y por la honra de nuestros compañeros desaparecidos.
   La semana pasada aceptamos el desafió del compromiso con una escuela publica: la Nº32, allí me alegro, nos alegro, escuchar a los directivos decir que acabábamos de romper con sus prejuicios acerca de la juventud, nos alegramos encontrarnos con que nuestras ganas fueron contagiosas, nos alegramos leer unos días después a los directivos de las escuelas decir en El Popular "fue el puntapié inicial para movilizarnos y generar nuevos proyectos", nos alegramos que eso por lo que fuimos se cumplió. En esa escuela ya nunca mas una maestra va a concurrir solo a dar clases. Ahora cada una de ellas, pensara en su salón como propio, como su lugar, como el mejor de todos los demás, pensara en la necesidad de defenderlo y tenerlo bien arregladito, pensara en sus alumnos y en lo que ellos se merecen, y ahí está nuestro objetivo, porque pintar por pintar no nos servia de nada -triste fin hubiera sido, si nuestro germen militante no contagiaba-, como dije antes nuestra meta es cambiar lo establecido y por lo menos en esa pequeña isla de la escuela 32 lo establecido se cambio, nada sera como antes.
   Los jóvenes, no somos el futuro -como querían hacernos creer para que nos quedemos en casa esperando el turno-, somos el presente, mas de veinte mil pibes participando simultáneamente en toda la Argentina es algo que ni Clarín, ni la Nación, ni nadie puede tapar. Somos la fuerza viva de la argentina. El combustible del cambio, y no importa la edad que diga el DNI eso no define a “la juventud”, hay que ser jóvenes de espíritu, jóvenes de aprender, jóvenes son quienes creen en el cambio revolucionario, jóvenes somo todos los que no nos cansamos de hacer y seguiremos por el camino de la política, motor indispensable para el cambio que anhelamos.

Gonzalo Gomez.

20 de febrero de 2011

Usted preguntará por qué pintamos...

Para la UNESO pintar en una escuela pública es una actividad que integra nuestra forma de entender la militancia, una continuidad, no su culminación ni su fin último.  Pintamos en nombre de ella. No dejamos las banderas en la puerta de la escuela. Militamos porque tenemos ideales, tenemos utopías, tenemos sueños, tenemos un proyecto de país. Y pintar en una escuela pública creemos que es una oportunidad para ejercitar la militancia concreta, el compañerismo, la necesidad de organizarse, los objetivos comunes, la solidaridad y el trabajo en conjunto. Pintamos porque creemos que estas jornadas unifican una serie de banderas que como agrupación y como militantes levantamos. Y con ellas y por ellas fue que trabajamos a lo largo de toda esta semana.
      Una de esas banderas es  la valoración de la política como herramienta para transformar la realidad, para alterar las relaciones de poder. Y no renegamos de ella. Reivindicamos la discusión de ideas, el debate y los posicionamientos claros. Y celebramos que se haga política en la forma y el lugar en que cada uno pueda y quiera. En nuestro caso, desde el ámbito universitario.   Aunque, claro,  pensamos a la universidad no sólo como una instancia de adquisición de conocimientos técnicos, donde solamente se concurre para obtener el título que nos salve individualmente. No nos gusta esa metáfora de la “carrera universitaria”, sino que pensamos en un modelo de universidad como un espacio de formación integral de sujetos activamente involucrados en lo que hace a su realidad y a la de su comunidad y a los estudiantes en tanto  miembros de una sociedad y protagonistas de la transformación social.      
   Pintamos porque pensamos que poco a poco vamos dejando de lado los mandatos neoliberales del individualismo y el sálvese quién pueda.  Y esa es otra de nuestras banderas. Queremos dejar atrás el país de las privatizaciones, el del Estado gendarme de la renta de los que más acumulan y garante de que sea el mercado el que domine todos los ámbitos de la vida social, siendo conscientes de lo que significó el libre mercado por estas tierras.  Queremos dejar de lado la idea del individuo que tanto se nos vendió durante los noventa. La imagen del tipo que se salva solo, que ve al de al lado como un competidor y que no tiene tiempo para pensar en lo público, en algo que sea de todos.
     Y por eso también  pintamos en la escuela 32, porque reivindicamos lo público. Y porque defendemos a la educación pública por sobre todas las cosas. Porque creemos que es un derecho que el Estado debe garantizar. Y porque estuvimos ahí, vimos el estado de las paredes y los cielorrasos. Somos conscientes de todo lo que falta, que no alcanza con la solidaridad de unos cuantos pibes. Por eso creemos que debemos estar comprometidos activamente para transformar esta realidad. Y por eso levantamos las banderas, por eso militamos, por eso hacemos política.  Por eso celebramos la asignación universal por hijo y el aumento progresivo de la inversión en educación, hoy en el 6 % del PBI, siendo el presupuesto educativo más alto de nuestra historia. Por eso nos sentimos parte de un proyecto de país y sabemos que queda mucho por hacer, mucho por construir, por discutir y por militar. Que el gran desafío que tenemos es llevar adelante el cambio cultural para reconstruir relaciones sociales basadas en la defensa y el interés por lo público. Cambio cultural del cual dieron testimonio miles y miles de pibes que con solidaridad, compromiso y alegría pintaron más de mil escuelas a lo largo y a lo ancho de todo el país, algo que se da todos los días en todos los ámbitos y que cuando se manifiesta tan masivamente sorprende a muchos.
    Cuando empiecen las clases, les estaremos dejando, a los pibes, las paredes pintadas, prolijas, como ellos se merecen, porque ese es uno de sus derechos. Pero, mucho mejor será que sigamos luchando, sigamos militando, para que los que en el futuro se sienten en esas sillitas que también pintamos,  y  aquellos a los que alguna vez nosotros mismos llevemos de la mano, le demos una moneda para la merienda y lo dejemos en mano de la seño, tengan además de unas hermosas aulas, un país libre, democrático, justo y soberano.
    Y usted preguntará por qué pintamos. Pintamos por que creemos en la gente y porque venceremos la derrota.
 
Vamos los pibes, Viva Néstor, Nunca Menos y que Florezcan mil Flores!




 

8 de febrero de 2011